Un principio básico es que el seguro debería compensar por una pérdida, pero no enriquecer al beneficiario. El sobreseguro, no obstante, aumenta el riesgo moral. Por ejemplo, si una póliza de seguro reemplaza totalmente los ingresos de una persona en caso de invalidez, puede que el asegurado no tenga un incentivo para reincorporarse al trabajo. Por lo tanto, en la suscripción financiera siempre hay que considerar la pérdida potencial en caso de siniestro.

Esto se complica por el hecho de que hay una asimetría en la información entre el candidato y el asegurador. El candidato conoce su situación financiera, pero fácilmente pueden retener información necesaria o presentarla de una forma más favorable (p. ej. declarar unos ingresos más altos), lo que puede resultar en antiselección. Por este motivo es importante tener las preguntas adecuadas en la solicitud y en el cuestionario financiero.  Para aquellas sumas más altas, se debería obtener información financiera de apoyo a través de terceros independientes.